20 de junio de 2020

Reivindicaciones

Vuelvo a encontrarte entre mis abrazos y se me ocurre que, a esta hora de la mañana en medio de una pandemia que renace como nuestros recuerdos entre miradas y caricias, al verte caminar por los pasillos de mi casa, puedo hablar de reivindicaciones. Quiero hablar de recuperar, por ejemplo, la risa al descubierto cada vez que reconozco en tus comentarios el gusto por la complicidad de recordar bonito; quiero abogar por los placeres de pronunciar tu nombre en medio de mis estremecimientos, de la ternura de tu mirada y de las formas de nombrarnos cuando nos besamos.

Se me antoja, también, defender mi gusto por escucharme en vos, de presagiar el sonido de mi piel en medio de tus caderas, de reconocerme extasiada y el deseo joven de besarte constantemente, de no querer dormir para no dejar de hablarte, de cansarme junto a vos y despertar con vos.

Quiero argumentar a favor de estas lágrimas que recorren inevitablemente mis mejillas, donde hace un rato estuvo tu barba, por la hermosura y la gratitud de permitirme estar feliz con vos, después de tanto tiempo, en medio de números, de rememorar lugares y momentos que nos sostuvieron después de 20 años.  En medio de una pandemia que nos reconecta, como si todo lo que hubo en medio, al final de cuentas nos devolvió a este mismo lugar en el que vos y yo sonreímos juntos abrazados.

"Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada errante en la sombra te busca y te nombra...".