5 de diciembre de 2017

Arcaica


Yo era todo eso que tanto te gusta y más.

Fui cursi hasta el cansancio, enamorada por convicción.

Yo era de las que se pegaba a la ventana a esperar que una puñalada de viento se clavara en mi cuello y me hiciera llorar pensándome abrazada junto “al amor de mi vida”… entonces creía en que había “un amor” y lo quería para mí… cuánta ingenuidad!

Yo era todo eso que tanto te gusta y más, todo lo que te contenés para no aburrirme.

Me desbordaba escuchando canciones tristes… iba sacudiendo mi felicidad en poemas caducos al final de cada tarde… entonces creía que la eternidad se suspendía en los versos y en la añoranza de besos a contra luz… cuánto atrevimiento!

Me recostaba e imaginaba lugares y ambientes perfectos, pieles-lava, lenguas-lazo, brazos-bufanda, gemidos-corchea y un par de ojos pegados que me miraban desde lejos y que cada vez que pestañeaban acortaban distancias.

Yo era todo eso que tanto te gusta y más, todo lo que reservás para más adelante para no ahuyentarme.

Lloraba en la parada del bus releyendo los mensajes de texto mientras dejaba pasar el deseo de que alguien doblara la esquina y me encontrara y me tomara de la mano y caminara conmigo… tan solitariamente acompañada que daba miedo decir la verdad… llamarlo cariño… suspirar… cuánta imaginación!


Yo era todo eso que tanto te gusta, que no puedo darte porque no sabría, después de tanta prefiguración, por dónde empezar ni cómo decirlo sin sentirme agotada, angustiada… arcaica.