22 de octubre de 2012

Alicia

 
Pude haber sido peor de lo que querías que fuera: mujer-oblicua-huraña, pude, pero no quise.
 
Fui, entonces, la más celosa de las mentiras fantasma-egoísta-vanidosa, violentamente amarrada al tiempo, a los instantes más efímeros, volátil en la memoria, en los papeles... en los viajes.
 
La más lamentable de tus claudicaciones... Un lugar lleno de objetos con largos silencios y con la debilidad de los primeros domingos preñados de sacrificios que poco valían la pena con nuestros rostros a punto de estallar de tristeza o de alegría.
 
Pude ser tan ferozmente orgullosa como tanto extrañaste, pude, pero no quise.
 
En cambio, levantaba mi rostro pausado y olvidadizo y agitaba frente a vos mis versos descoloridos ya por tu impaciencia, ridículamente convencida de que podrías abandonar el delirio y abrazar fiel nuestra felicidad... que luego entendí era solo mía, humillada-agresiva-avergonzada felicidad.
 
Pude caer cariñosamente vencida, pude, pero no quise; sin embargo, me levanto, cínicamente perdedora.