25 de agosto de 2013

Uno


… un buen verso quizá sea el lado valiente de un cobarde (Bunbury)

Llegado este momento, con la incertidumbre acordonada a la orilla de mi piel, una sola gracia hubiese querido que se me concediera: que uno de tantos me dijera –yo a vos sí te he extrañado.

Pero llegado este momento, desfallecida de angustias acumuladas criminalmente, de acusaciones lanzadas como gotas contra mis ojos, puedo ser, incluso, si no lo quiero, la más cobarde de todas las insinuaciones y el olvido más adelantado que jamás haya experimentado.

Y no estarán él ni él ni él ni él ni mucho menos ella acolchando mi caída cuando me descubra desnuda en sentimientos vivos y me deje ir en la renuncia libre más aplaudida que nunca ha sido negada.

Voy a tener entonces mi momento de valentía: “Yo agradezco que mi territorio ha sido feliz con usted, usted, usted y usted y que si no me oprimiera la espera de esta partida les habría regalado mi mejor sonrisa y un verso que no caducara al final de este papel”.