… un buen verso
quizá sea el lado valiente de un cobarde (Bunbury)
Llegado este
momento, con la incertidumbre acordonada a la orilla de mi piel, una sola
gracia hubiese querido que se me concediera: que uno de tantos me dijera –yo a
vos sí te he extrañado.
Pero llegado este
momento, desfallecida de angustias acumuladas criminalmente, de acusaciones
lanzadas como gotas contra mis ojos, puedo ser, incluso, si no lo quiero, la
más cobarde de todas las insinuaciones y el olvido más adelantado que jamás
haya experimentado.
Y no estarán él ni
él ni él ni él ni mucho menos ella acolchando mi caída cuando me descubra
desnuda en sentimientos vivos y me deje ir en la renuncia libre más aplaudida
que nunca ha sido negada.
Voy a tener
entonces mi momento de valentía: “Yo agradezco que mi territorio ha sido feliz
con usted, usted, usted y usted y que si no me oprimiera la espera de esta
partida les habría regalado mi mejor sonrisa y un verso que no caducara al
final de este papel”.