29 de septiembre de 2015

A fuego lento



Usted me llegó como un secreto despacito, a fuego lento, yo que por desandar memorias fingí soledad consensuada, de pronto me quise acompañada de usted, sentirle asombrada y sonreírle siempre.

Usted me cautivó aniñada, juguetón y persuasivo, yo que para olvidar promesas incumplidas huí desesperada de encuentros atardecientes, de un segundo a otro me sentí atrevida, ingenua y me imaginé enamorada, abrazada a usted y a sus ocurrencias.

Usted se me fue  doliendo, como cuando una despierta de un buen sueño, con la nostalgia de las despedidas que nunca hubiéramos escogido, con las ganas de los labios que nunca besamos, con esta sensación de estar demasiado despierta y el cansancio de haber caminado tantas vidas sin vivir.

Gracias, “chingón”, por las sonrisas que usted diluvió sobre mí, por el ruido, la mirada, el ritmo, la tranquilidad y el enorme deseo de volver a verlo.

30 de junio de 2015

A manera de declaratoria

A todas esas promesas que aprendía a perder,
a las personas que aprendieron a perderme,
a los abandonos que saben a fracaso,
a vos, tan ausente que ya hasta olvidé cómo nombrarte, a M.ta.

He logrado cosechar una capacidad casi indecible para perder: vergüenza, orgullo, enojo, caricias, miedos, dudas, abrazos, amistades, besos, respuestas y por ahí va la lista.

Mis pérdidas me han sucedido como por estafa:  mientras dormía, sentada en el sillón de mi casa, mirando por la ventana del bus, buscando en mi ipod la música de Ismael Serrano, escuchando al Fresita declarándose "no guilty" o cocinando... y no me he dado cuenta de tantas ausencias hasta que me he visto en el espejo la cana reincidente en mi ceja derecha.

Y de repente a mi alrededor hay falta y aunque voy llenando mi tiempo con actividades agendadas por semestre e improvisando recuerdos para consolarme, tengo la impresión de que simultáneamente se van borrando por episodios y en serie todas las bienvenidas que se me han concedido en esta vida y así de pronto solo tengo despedidas bizarras, madrugonas y disimuladas.

Me siento como flotando, como si nunca hubiera hablado, como si nada fuera real como si... 

Y aveces tengo ganas de bajar, de conversar, de sentirme, pero es impsible, cada segundo que transcurre es un paso gigantezco e irreversible; y entonces no me queda más que seguir transparentándome, continuar perdiendo y perdiéndome y perdiéndote.




19 de enero de 2015

"Activo"



A vos… este conglomerado de dudas en una banca esperando…

No serían más de 19 palabras organizadas perfectamente de manera que condensaran en dos párrafos quién era yo y qué quería de vos.

Debía asegurarme de que respondieras, lo que fuera, pero que no me dejaras frente a una pantalla en blanco.

Tenía que ser sincera, tan sincera como pocas veces en mi vida y no quería justificar mi verdad entregada así a vos, descarada, obscena insolente…  desnuda.

Quería ganarme una sonrisa tuya, un minuto para pensarme, sin cuestionarme, sin preguntarme, sin demorar tu respuesta.

Debía ser así, perdón la prisa, el resumen de un instante, la locura por la duda, las ganas desbordadas a un lado de tu computadora, el abuso, la entrada, el atrevimiento, la pregunta liberada…
No sería más que un deseo grafiteado en tu correo, una amalgama de “quisieras” y “podríamos” y de pronto se me resbaló de la punta de los dedos una confesión  “on line”.